lunes, 30 de septiembre de 2013

Viento sur

No hay túnel que dure cien años, mi vida.
Mirá como se arruga la tiniebla,
la procesión de pálidas se desbarranca,
los funcionarios inauguran ruinas.
Y vos y yo fundamos aires buenos.

Dónde estará la plata de mi río,
sólo barro y olitas de minué.
En los camalotes cantan las sirenas,
pero Ulises camionero no las oye,
sólo escucha la radio.

Llueve liquen en los decrépitos televisores,
buenas noches a todos, mariposas y difuntos.
Transmiten en cadena las cadenas.

El cemento se cansa de ser cobija de la Pampa.
Por los baches asoma la luz mala,
resucitan cardos y maíces,
abran paso a las luciérnagas curiosas que verán.

Viento sur, olor a transparencia,
silbo de la calandria,
madrecita cantora del primer rayo de la aurora.

La sopa de los pobres llega al centro,
y su vapor al reino de los cielos.

Ventolina que barre tormentas,
lavadero del alma, nos deja serenitos,
reciclando la pena en vasto amor.
Silbo de la calandria y vidalita de la esperanza.

Darle cuerda al amanecer, empujar un poco al Sol,
al buen día meterlo en casa.
Silba la calandria y nos sorprende en vela,
amuchados, con ganas de seguir.

Estación claridad, vamos llegando...

(María Elena Walsh)

-.-

Ay, Rocío

Rocío de mi barba cenicienta,
dulcinea del oso y el madroño,
corchea que me canta las cuarenta,
sultana de magüey, jersey de otoño.

Abono de las plantas de mis labios,
lámpara milagrosa de Aladino,
bella durmiente que desgrava agravios,
detergente que lava mi destino.

No vuelvas a rodar por la escalera,
cuando no haya un portero, a ras del suelo,
que medie entre tu alma y los chichones.

Convídame a fundar la primavera,
no me cierres las puertas de tu cielo
lleno de caramelos y bombones.


(Joaquín Sabina)

-.-

sábado, 28 de septiembre de 2013

Dos poemas de Gonzalo Rojas

Carta para volvernos a ver


Escrita en el mar, el 25-X-58, entre las 2 y las 5 de la mañana, a bordo del "Laennec",
Navifrance, por la ruta del Atlántico norte. No publicada hasta la fecha.


Lo feo fue quererte, mi Fea, conociendo cuánta víbora
era tu sangre, lo monstruoso
fue oler amor debajo de tu olorcillo a hiena, y olvidar
que eras bestia, y no a besos sino a cruel mordedura
te hubiera, en pocos meses, lo vicioso y confuso
descuerado, y te hubiera en la mujer más bella ¡por Safo! convertido.

Porque, vistas las cosas desde el mar, en el frío de la noche oceánica
y encima de este barco de lujo, con mujeres francesas y espumosas,
y mucha danza, y todo, no hay ninguna
cuyo animal, oh Equívoca, tenga más desenfreno en su fulgor
antes de ti, después de ti. No hay ojos verdes
que se parezcan tanto a la ignominia.

Ignominia es tu sangre, Burguesilla: lo turbio que te azota por dentro,
            remolino viscoso de miedo y de lujuria, corrupción
de todo lo materno que es la mujer. ¡Acuérdate, Malparida, de aquella pesadilla!
No hay trampa que te valga cuando tiritas y entras al gran baile del muro
donde se te aparecen de golpe los pedazos de la muerte.

No te perdono, entiéndeme, porque no me perdono, porque el mar
-por hermoso que sea- no perdona al cadáver: lo rechaza y lo arroja
                                                                                 como inútil estiércol.
Muerta estás y aun entonces, cuando dormí contigo, dormí con una máquina
de parir muertos. Nadie podrá lavar mi boca sino el áspero océano,
Mujer y No-mujer, de tu beso vicioso.

Lástima de hermosura. Si hoy te falta de madre justo lo que te sobra
                    de ramera
y de sábana en sábana, desnuda, vas riendo
y sin embargo empiezas a llorar en lo oscuro cuando no te oye nadie,
es posible, es posible que descubras tu estrella por el viejo ejercicio
del amor, es posible que tanta espuma inútil
pierda su liviandad, se integre en la corriente, vuelva al coro del Ritmo.

Tal vez el largo oleaje de esta carta te aburra, todo este aire solemne,
pero el Ritmo ha de ser océano profundo
que al hombre y la mujer amarra y desamarra
nadie sabe por qué y, es curioso, yo mismo
no sé por qué te escribo con esta mano, y toco
tu rara desnudez terrible todavía.

No hablemos ya de mayo ni de junio, ni hablemos
del gran mes, mi Amorosa, que construyó en diamante tu figura
de amada y sobreamada, por encima del cielo, en el volcán
de aquel Chillán de Chile que vivimos los dos, y eternizamos,
silenciosos, seguros de ser uno en el vuelo.

No. Bajemos de ahí, mi Sangrienta, y entremos al agosto mortuorio:
crucemos los horribles pasadizos
de tus vacilaciones, volvamos al teléfono
que aún estará sonando. Volemos en aviones a salvar
los restos de Algo, de Alguien que va a morir, mi Dios, descuartizado.

Digamos bien las cosas. No es justo que metamos a ningún Dios en esto.
Cínicos y quirúrgicos, los dos, los dos mentimos.
Tú, la más Partidaria de la Verdad, negaste la vida hasta sangrar
contra la Especie (¿Es mucho cinco mil cuatrocientas criaturas por hora...?)
Los dos, los dos cortamos las primeras, las finas
raíces sigilosas del que quiso venir
a vemos, y a besamos, y a juntamos en uno.

Miro el abismo al fondo de este espejo quebrado, me adelanto a lo efímero
de tus días rientes y otra vez no eres nada
sino un color difícil de mujer vuelta al polvo
de la vejez. Adiós. Hueca irás. Vivirás
de lo que fuiste un día quemada por el rayo del vidente.

Mortal contradictorio: cierro esta carta aquí,
este jueves atlántico, sin Júpiter ni estrella.
No estás. No estoy. No estamos. Somos, y nada más.
Y océano,
            y océano,
                      y únicamente océano.


-.-.-



Retrato de mujer


Siempre estará la noche, mujer, para mirarte cara a cara,
sola en tu espejo, libre de marido, desnuda
con la exacta y terrible realidad del gran vértigo
que te destruye. Siempre vas a tener tu noche y tu cuchillo,
y el frívolo teléfono para escuchar mi adiós de un solo tajo.

Te juré no escribirte; por eso estoy llamándote en el aire
para decirte nada, como dice el vacío: nada, nada,
sino lo mismo y siempre lo mismo de lo mismo
que nunca me oyes, eso que nunca me entiendes nunca,
aunque las venas te arden de eso que estoy diciendo.

Ponte el vestido rojo que le viene a tu boca y a tu sangre,
y quémame en el último cigarrillo del miedo
al gran amor, y vete descalza por el aire que viniste
con la herida visible de tu belleza. Lástima
de la que llora y llora en la tormenta.

No te me mueras. Voy a pintarte tu rostro en un relámpago
tal como eres: dos ojos para ver lo visible y lo invisible,
una nariz de arcángel y una boca de animal, y una sonrisa
que me perdona, y algo sagrado y sin edad que vuela en tu frente,
mujer, y me estremece, porque tu rostro es rostro del Espíritu.

Vienes y vas, y adoras al mar que te arrebata con su espuma,
y te quedas como inmóvil, oyendo que te llamo en el abismo
de la noche, y me besas lo mismo que una ola.
Enigma fuiste. Enigma serás. No volarás
conmigo. Aquí mujer, te dejo tu figura.


-.-.-


viernes, 20 de septiembre de 2013

Poemas de Ángeles Mora

Descubrí a Ángeles Mora en una selección de Bid & Co de "doce autores granadinos". Resaltó inmediatamente entre los demás, siendo la única mujer entre los distintos autores. Quizá sea una predilección actual que tengo hacia las voces femeninas.




Elegía y postal

No es fácil cambiar de casa,
de costumbres, de amigos,
de lunes, de balcón.
Pequeños ritos que nos fueron
haciendo como somos, nuestra vieja
taberna, cerveza
para dos.
Hay cosas que no arrastra el equipaje:
el cielo que levanta una persiana,
el olor a tabaco de un deseo,
los caminos trillados de nuestro corazón.
No es fácil deshacer las maletas un día
en otra lluvia,
cambiar sin más de luna,
de niebla, de periódico, de voces,
de ascensor.
Y salir a una calle que nunca has presentido,
con otros gorriones que ya
no te preguntan, otros gatos
que no saben tu nombre, otros besos
que no te ven venir.
No, no es fácil cambiar ahora de llaves.

Y mucho menos fácil,
ya sabes,
cambiar de amor.



La chica de la maleta

Esta fría mañana tan cerca de diciembre
no tomé el desayuno, no he leído el periódico,
no me metí en la ducha después de la gimnasia
(esta oscura mañana no quise hacer gimnasia)
no subí la persiana para asomarme al cielo
ni he mirado en la agenda las promesas del día.
Esta dura mañana con su duro castigo
he roto algunas cosas que mucho me quisieron
y salvé algunas otras porque duele mirarlas.
Me estoy haciendo daño esta mañana fría,
quisiera destruirme sin salir de la cama
o encontrar la manera de dormir un momento.

Cuando menos lo esperas, suele decir la gente,
la sorpresa aparece con sus dientes de anís.
Cuando menos lo esperas, si te fijas un poco,
verás que el aire lleva gaviotas y mensajes...
mas ya no van conmigo esos viejos asuntos.
El aire arrastra lluvias y tristezas heridas
y yo no quiero verlo cruzar como un bandido
tan guapo y tan azules sus ojos venenosos.

Esta fría mañana tan cerca de diciembre
cuando rozan los árboles de puntillas las nubes
junto a tanta miseria, tan helada ternura,
yo dejo mi impotencia, mi personal naufragio
entre estos blancos pliegues olvidado...
Aunque mi cuerpo caiga doblemente desnudo
en ese traje roto que luego es un poema.
Aunque otro sueño baje su luz por la almohada
y ya no te despierte mi voz en el jardín.




La chica más suave

Perteneces -lo sabes- a esa raza estafada
que el dolor acaricia en los andenes.
Medio mundo de engaño conociste
y el resto fue mentira.
Has llegado hasta aquí
huyendo de mil días
que pasaron de largo.
Has llegado hasta aquí
para mostrar a todos tu inefable pirueta,
ridículo equilibrio,
ese nado a dos aguas,
piedra de escándalo,
ese triste espectáculo que ofreces,
esas gotas de miedo que salpican
tus insufribles lágrimas.
Aparta.


-.-.-


sábado, 14 de septiembre de 2013

Hay una niña adentro (Lucille Clifton)


Hay una niña adentro
Es carnal como un lobo.
Ella no se irá y dejará estos huesos
a una mujer vieja.

Ella es un árbol verde en un bosque de brasas.
Ella es una niña verde en una poeta gastada.

Ha esperado paciente como una monja
por la segunda venida.
Cuando pueda irrumpir entre blancos cabellos
al florecer.

y sus amantes cosecharán
miel y tomillo
y los bosques serán salvajes
con su maldita maravilla.



(Trad. Cristina Gálvez)


-.-.-



Texto original:




THERE IS A GIRL INSIDE


There is a girl inside.
She is randy as a wolf.
She will not walk away and leave these bones
to an old woman.

She is a green tree in a forest of kindling.
She is a greeen girl in a used poet.

She has waited patient as a nun
for the second coming,
when she can break through gray hairs
into blossom

and her lovers will harvest
honey and thyme
and the woods will be wild
with the damn wonder of it.


-.-.-

jueves, 12 de septiembre de 2013

UN SUEÑO DE ZORRAS (Lucille Clifton)



zorra

quién
puede culparla por encogerse
en las puertas por la noche
la única lumbre en la oscuridad
el pincel de su esperanzada cola
la única estrella
sus pequeños dientes expuestos

y cuando no está satisfecha
quién la culpa por no irse,
Maestra de la Caza, por qué no estoy
alimentando, no siendo alimentada

aparición de la zorra

una noche regreso
a una zorra roja
agachada en mi puerta

tengo miedo
aunque ella sabe
aquí no vienen enemigos.

la noche siguiente de nuevo
la siguiente y la siguiente
se sienta en su sombra a salvo

silenciosa mientras mi piel sangra
largas tiras brillantes
de pelaje.

querida zorra

no es mi hábito
acuclillarme en el desierto hambriento
palpando piedras, rogándoles
sanar, no a mí sino a las mañanas secas
y noches amargas.
no es tu hábito
observar, nada de esto
es nuestro, hermana zorra.
di a ti misma que en cualquier momento
nos levantaremos y nos alejaremos
de la vida de alguien.
en cualquier momento.

zorra que se va

tantos no jodidos días y noches
sólo la zorra solitaria
observando mi ventana
ladra su compasión.
me aparto de sus ojos.
del lastimero pincel
de su cola
a un lugar nuevo e indago
por señales. hasta ahora
soy el único animal.
mantendré la puerta sin cerrojo
hasta que algo humano venga.

un año después

y si,
entonces,
entrando a mi cuarto,
peinándose contra las sombras,
frotándolas a desgastarlas,
su suave garra extendida,
me hubiese llamado
y si,
entonces,
me hubiese sentado aullando
y la siguiera
a la alimaña campiña.
qué entonces de la luna, la cama, la poesía
de la culpa

un sueño de zorras

en el sueño de zorras
hay un campo
y una procesión de mujeres
limpias como buenos niños
sin tiniebla en el mundo
rodeado de perros
sin pelambre condenada
en la tierra
sólo una línea amorosa
de mujeres honestas pisando
sin miedo o culpa o vergüenza
salvas por los campos generosos.



















(Trad. Cristina Gálvez) 



-.-.-



Texto original:


A DREAM OF FOXES 

fox

who
can blame her for hunkering
into the doorwells at night,
the only blaze in the dark
the brush of her hopeful tail,
the only starlight
her little bared teeth?

and when she is not satisfied
who can blame her for refusing to leave,
Master Of The Hunt, why am i
not feeding, not being fed?

the coming of fox

one evening i return
to a red fox
haunched by my door.

i am afraid
although she knows
no enemy comes here.

next night again
then next then next
she sits in her safe shadow

silent as my skin bleeds
into long bright flags
of fur.

dear fox

it is not my habit
to squat in the hungry desert
fingering stones, begging them
to heal, not me but the dry morninngs
and bitter nights.
it is not your habit
to watch, none of this
is ourrs, sister fox.
tell yourself that anytime now
we will rise and walk away
from somebody else's life.
any time.

leaving fox

so many fuckless days and nights
only the solitary fox
watching my window light
barks her compassion.
i move away from her eyes.
from the pitying brush
of her tail
to a new place and check
for signs. so far
i am the only animal.
i will keep the door unlocked
until something human comes.

one year later

what if,
then,
entering my room,
brushing against the shadows,
lapping them into rust,
her soft paw extended,
she had called me out?
what if,
then,
i had reared up baying,
and followed her off
into vixen country?
what then of the moon,
the room, the bed, the poetry
of regret?

a dream of foxes

in the dream of foxes
there is a field
and a procession of women
clean as good children
no hollow in the world
surrounded by dogs
no fur clumped bloody
on the ground
only a lovely line
of honest women stepping
without fear or guilt or shame
safe through the generous fields.

















Como una gota fui de la marea

la playa me hizo grano de la arena.


Fui punto en multitud por donde fui

nadie me detectó y así aprendí.


Cuando creí colmada la tarea

volví mi corazón a Casiopea.


Cumplí celosamente nuestro plan:

por un millón de años esperar.


Hoy llevo el doble dando coordenadas

pero nadie contesta mi llamada.


¿Qué puede haber pasado a mi señal?

¿Será que me he quedado sin hogar?.


Hoy sobrevivo apenas a mi suerte

lejano de mi estrella de mi gente.


El trance me ha mostrado otra lección:

el mundo propio siempre es el mejor.


Me voy debilitando lentamente

Quizás ya no sea yo cuando me encuentren.