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Deberé aprender a ser la oveja negra
salir al corazón del mundo
con la cicatriz ombligo
con el vacío en el estómago
aguantar lo que no existe
digerir piedra tras otra, hacerme
un interior de boa
¡SERÁN POLVO, PIEDRAS!
tan mínimas que entonces temblarán de miedo
con el viento adentro sibilante
y enormes ojos de muerto
Yo, señalada y negra
y el día lleno de naranjas
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1 comentario:
Querida Cristina, recién descubro tu blog. Me gustó mucho. Anduve mirándolo un poquito y vi este poema que tiene una fuerza interior interesante. La imagen final es una de las más interesantes del poema.
Un abrazo!
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