lunes, 9 de diciembre de 2013

domingo, 10 de noviembre de 2013

sábado, 2 de noviembre de 2013

Cuando se van los invitados

Otro poema muy muy viejo...


Cuando se van los invitados

Cuando se van los invitados
queda el tintinear inaudible
de vasos húmedos y vacíos

quedan pasos en los pasillos
huellas digitales, rastros de risas
ecos de última campanada

cuando se van los invitados
queda el abecedario
torcido y arrugado

queda el pecho descubierto, abierto y adolorido
quedan las piernas lacias
queda la boca callada
queda la tarde estirada
queda el abrazo partido

cuando se van los invitados
vuelven los hábitos intrusos
los muebles pesados como pensamientos
roen las malas yerbas de la alegría
quedan sólo las carcazas, queda poblada la casa
de animales desolados

Montevideo

Un poema que escribí hace muchos años...



Montevideo

Quiero estar en tu mercado del domingo
viendo correr calle abajo peces de plata
dijes entreveros de Torres García
o en la rambla que es el borde del mundo
ese mar con corazón de río

late el agua en cada esquina
bajo los cascos de los caballos
con su bichicome a cuestas
también en ti circula el tiempo
no dejes nunca que se vayan los niños ya viejos
los ojos de marios y menganas
que te salvaron, ciudad piedrita,
del endurecimiento

ciudad casi de papel
cómo no te desgarraron los crueles
qué bueno que un día me encontraste
tan pequeña que podía tomarte en una mano
asombrada como quien halla su ombligo

mirando por primera vez las hojas amarillas
las manos arrugadas de la Chicha
pelando el durazno de mañana
las naranjas naranjísimas
los animalitos del zoo

apoteósico descubrimiento el de las caras pintadas
voces que alguien dejó salir de jaulas
garabatos dibujando mariposas en el aire
más incluso cuando calla la comparsa
y comienza el disimulo del blandengue

ciudad charquito
debes tener mil palabras para nombrar la nostalgia
y ninguna para la zozobra
me guardas para cuando vuelva
los pasos que he dado desde siempre
sé que aunque hasta entonces me acompañes
igual dirás buendía.









domingo, 27 de octubre de 2013

Que el corazón del Universo esté en mi corazón...

Que el corazón del Universo esté en mi corazón.
Que mi corazón esté en el corazón de la tierra.
Que el corazón de la tierra esté en mi corazón.
Que mi corazón esté en el corazón del Universo

(Oración Maya)


sábado, 19 de octubre de 2013

El pez más viejo del río (Miguel Hernández)


EL pez más viejo del río
de tanta sabiduría
como amontonó, vivía
brillantemente sombrío.
Y el agua le sonreía.

Tan sombrío llegó a estar
(nada el agua le divierte)
que después de meditar,
tomó el camino del mar,
es decir, el de la muerte.

Reíste tú junto al río
niño solar. Y ese día
el pez más viejo del río
se quitó el aire sombrío.
Y el agua te sonreía.


Cancionero y romancero de ausencias
1938-1941

viernes, 18 de octubre de 2013

Balada de Hans y Jenny (Aquiles Nazoa)


Amar a Jenny era como ir comiéndose
una manzana bajo la lluvia.

Era estar en el Campo
y descubrir que hoy amanecieron
maduras las cerezas.

Hans solía cantarle fantásticas
historias del tiempo en que los témpanos
eran los grandes osos del mar.

Y cuando
venia la primavera, él la cubría con
silvestres tusilagos de trenzas.
La mirada de Jenny poblaba
de dominicales colores el paisaje.

Bien pudo Jenny Lind
haber nacido en una caja de acuarelas.
Hans tenía una caja de música
en el corazón,
y una pipa de espuma de mar,
que Jenny le diera.

A veces los dos salían de viaje por
rumbos distintos. Pero seguían amándose
en el encuentro de las cosas menudas
de la tierra.

Por ejemplo,
Hans reconocía y amaba a Jenny
en la transparencia de las fuentes
y en la mirada de los niños
y en las hojas secas.

Jenny reconocía y amaba a Hans
en las barbas de los mendigos,
y en el perfume de pan tierno
y en las más humildes monedas.

Porque el amor de Hans y Jenny era
Intimo y dulce como el primer
día de invierno en la escuela.
Jenny cantaba las antiguas baladas
nórdicas con infinita tristeza.

Una vez la escucharon unos estudiantes
americanos, y por la noche todos
lloraron de ternura
sobre un mapa de Suecia.
Y es que cuando Jenny cantaba,
era el amor de Hans
lo que cantaba en ella.

Una vez hizo Hans un largo viaje
y a los cinco años estuvo de vuelta.

Y fue a ver a su Jenny
y la encontró sentada,
juntas las manos,
en la actitud tranquila
de una muchacha ciega.

Jenny estaba casada y tenía dos niños
sencillamente hermosos como ella.

Pero Hans siguió amándola
hasta la muerte, en su pipa de espuma
y en la llegada del otoño
y en el color de las frambuesas.

Y siguió Jenny amando a Hans
En los ojos de los mendigos
Y en las más humildes monedas.

Porque, verdaderamente,
nunca fue tan claro el amor como cuando
Hans Christian Andersen amó a Jenny Lind,
el Ruiseñor de Suecia.

miércoles, 16 de octubre de 2013

sábado, 5 de octubre de 2013

lunes, 30 de septiembre de 2013

Viento sur

No hay túnel que dure cien años, mi vida.
Mirá como se arruga la tiniebla,
la procesión de pálidas se desbarranca,
los funcionarios inauguran ruinas.
Y vos y yo fundamos aires buenos.

Dónde estará la plata de mi río,
sólo barro y olitas de minué.
En los camalotes cantan las sirenas,
pero Ulises camionero no las oye,
sólo escucha la radio.

Llueve liquen en los decrépitos televisores,
buenas noches a todos, mariposas y difuntos.
Transmiten en cadena las cadenas.

El cemento se cansa de ser cobija de la Pampa.
Por los baches asoma la luz mala,
resucitan cardos y maíces,
abran paso a las luciérnagas curiosas que verán.

Viento sur, olor a transparencia,
silbo de la calandria,
madrecita cantora del primer rayo de la aurora.

La sopa de los pobres llega al centro,
y su vapor al reino de los cielos.

Ventolina que barre tormentas,
lavadero del alma, nos deja serenitos,
reciclando la pena en vasto amor.
Silbo de la calandria y vidalita de la esperanza.

Darle cuerda al amanecer, empujar un poco al Sol,
al buen día meterlo en casa.
Silba la calandria y nos sorprende en vela,
amuchados, con ganas de seguir.

Estación claridad, vamos llegando...

(María Elena Walsh)

-.-

Ay, Rocío

Rocío de mi barba cenicienta,
dulcinea del oso y el madroño,
corchea que me canta las cuarenta,
sultana de magüey, jersey de otoño.

Abono de las plantas de mis labios,
lámpara milagrosa de Aladino,
bella durmiente que desgrava agravios,
detergente que lava mi destino.

No vuelvas a rodar por la escalera,
cuando no haya un portero, a ras del suelo,
que medie entre tu alma y los chichones.

Convídame a fundar la primavera,
no me cierres las puertas de tu cielo
lleno de caramelos y bombones.


(Joaquín Sabina)

-.-

sábado, 28 de septiembre de 2013

Dos poemas de Gonzalo Rojas

Carta para volvernos a ver


Escrita en el mar, el 25-X-58, entre las 2 y las 5 de la mañana, a bordo del "Laennec",
Navifrance, por la ruta del Atlántico norte. No publicada hasta la fecha.


Lo feo fue quererte, mi Fea, conociendo cuánta víbora
era tu sangre, lo monstruoso
fue oler amor debajo de tu olorcillo a hiena, y olvidar
que eras bestia, y no a besos sino a cruel mordedura
te hubiera, en pocos meses, lo vicioso y confuso
descuerado, y te hubiera en la mujer más bella ¡por Safo! convertido.

Porque, vistas las cosas desde el mar, en el frío de la noche oceánica
y encima de este barco de lujo, con mujeres francesas y espumosas,
y mucha danza, y todo, no hay ninguna
cuyo animal, oh Equívoca, tenga más desenfreno en su fulgor
antes de ti, después de ti. No hay ojos verdes
que se parezcan tanto a la ignominia.

Ignominia es tu sangre, Burguesilla: lo turbio que te azota por dentro,
            remolino viscoso de miedo y de lujuria, corrupción
de todo lo materno que es la mujer. ¡Acuérdate, Malparida, de aquella pesadilla!
No hay trampa que te valga cuando tiritas y entras al gran baile del muro
donde se te aparecen de golpe los pedazos de la muerte.

No te perdono, entiéndeme, porque no me perdono, porque el mar
-por hermoso que sea- no perdona al cadáver: lo rechaza y lo arroja
                                                                                 como inútil estiércol.
Muerta estás y aun entonces, cuando dormí contigo, dormí con una máquina
de parir muertos. Nadie podrá lavar mi boca sino el áspero océano,
Mujer y No-mujer, de tu beso vicioso.

Lástima de hermosura. Si hoy te falta de madre justo lo que te sobra
                    de ramera
y de sábana en sábana, desnuda, vas riendo
y sin embargo empiezas a llorar en lo oscuro cuando no te oye nadie,
es posible, es posible que descubras tu estrella por el viejo ejercicio
del amor, es posible que tanta espuma inútil
pierda su liviandad, se integre en la corriente, vuelva al coro del Ritmo.

Tal vez el largo oleaje de esta carta te aburra, todo este aire solemne,
pero el Ritmo ha de ser océano profundo
que al hombre y la mujer amarra y desamarra
nadie sabe por qué y, es curioso, yo mismo
no sé por qué te escribo con esta mano, y toco
tu rara desnudez terrible todavía.

No hablemos ya de mayo ni de junio, ni hablemos
del gran mes, mi Amorosa, que construyó en diamante tu figura
de amada y sobreamada, por encima del cielo, en el volcán
de aquel Chillán de Chile que vivimos los dos, y eternizamos,
silenciosos, seguros de ser uno en el vuelo.

No. Bajemos de ahí, mi Sangrienta, y entremos al agosto mortuorio:
crucemos los horribles pasadizos
de tus vacilaciones, volvamos al teléfono
que aún estará sonando. Volemos en aviones a salvar
los restos de Algo, de Alguien que va a morir, mi Dios, descuartizado.

Digamos bien las cosas. No es justo que metamos a ningún Dios en esto.
Cínicos y quirúrgicos, los dos, los dos mentimos.
Tú, la más Partidaria de la Verdad, negaste la vida hasta sangrar
contra la Especie (¿Es mucho cinco mil cuatrocientas criaturas por hora...?)
Los dos, los dos cortamos las primeras, las finas
raíces sigilosas del que quiso venir
a vemos, y a besamos, y a juntamos en uno.

Miro el abismo al fondo de este espejo quebrado, me adelanto a lo efímero
de tus días rientes y otra vez no eres nada
sino un color difícil de mujer vuelta al polvo
de la vejez. Adiós. Hueca irás. Vivirás
de lo que fuiste un día quemada por el rayo del vidente.

Mortal contradictorio: cierro esta carta aquí,
este jueves atlántico, sin Júpiter ni estrella.
No estás. No estoy. No estamos. Somos, y nada más.
Y océano,
            y océano,
                      y únicamente océano.


-.-.-



Retrato de mujer


Siempre estará la noche, mujer, para mirarte cara a cara,
sola en tu espejo, libre de marido, desnuda
con la exacta y terrible realidad del gran vértigo
que te destruye. Siempre vas a tener tu noche y tu cuchillo,
y el frívolo teléfono para escuchar mi adiós de un solo tajo.

Te juré no escribirte; por eso estoy llamándote en el aire
para decirte nada, como dice el vacío: nada, nada,
sino lo mismo y siempre lo mismo de lo mismo
que nunca me oyes, eso que nunca me entiendes nunca,
aunque las venas te arden de eso que estoy diciendo.

Ponte el vestido rojo que le viene a tu boca y a tu sangre,
y quémame en el último cigarrillo del miedo
al gran amor, y vete descalza por el aire que viniste
con la herida visible de tu belleza. Lástima
de la que llora y llora en la tormenta.

No te me mueras. Voy a pintarte tu rostro en un relámpago
tal como eres: dos ojos para ver lo visible y lo invisible,
una nariz de arcángel y una boca de animal, y una sonrisa
que me perdona, y algo sagrado y sin edad que vuela en tu frente,
mujer, y me estremece, porque tu rostro es rostro del Espíritu.

Vienes y vas, y adoras al mar que te arrebata con su espuma,
y te quedas como inmóvil, oyendo que te llamo en el abismo
de la noche, y me besas lo mismo que una ola.
Enigma fuiste. Enigma serás. No volarás
conmigo. Aquí mujer, te dejo tu figura.


-.-.-


viernes, 20 de septiembre de 2013

Poemas de Ángeles Mora

Descubrí a Ángeles Mora en una selección de Bid & Co de "doce autores granadinos". Resaltó inmediatamente entre los demás, siendo la única mujer entre los distintos autores. Quizá sea una predilección actual que tengo hacia las voces femeninas.




Elegía y postal

No es fácil cambiar de casa,
de costumbres, de amigos,
de lunes, de balcón.
Pequeños ritos que nos fueron
haciendo como somos, nuestra vieja
taberna, cerveza
para dos.
Hay cosas que no arrastra el equipaje:
el cielo que levanta una persiana,
el olor a tabaco de un deseo,
los caminos trillados de nuestro corazón.
No es fácil deshacer las maletas un día
en otra lluvia,
cambiar sin más de luna,
de niebla, de periódico, de voces,
de ascensor.
Y salir a una calle que nunca has presentido,
con otros gorriones que ya
no te preguntan, otros gatos
que no saben tu nombre, otros besos
que no te ven venir.
No, no es fácil cambiar ahora de llaves.

Y mucho menos fácil,
ya sabes,
cambiar de amor.



La chica de la maleta

Esta fría mañana tan cerca de diciembre
no tomé el desayuno, no he leído el periódico,
no me metí en la ducha después de la gimnasia
(esta oscura mañana no quise hacer gimnasia)
no subí la persiana para asomarme al cielo
ni he mirado en la agenda las promesas del día.
Esta dura mañana con su duro castigo
he roto algunas cosas que mucho me quisieron
y salvé algunas otras porque duele mirarlas.
Me estoy haciendo daño esta mañana fría,
quisiera destruirme sin salir de la cama
o encontrar la manera de dormir un momento.

Cuando menos lo esperas, suele decir la gente,
la sorpresa aparece con sus dientes de anís.
Cuando menos lo esperas, si te fijas un poco,
verás que el aire lleva gaviotas y mensajes...
mas ya no van conmigo esos viejos asuntos.
El aire arrastra lluvias y tristezas heridas
y yo no quiero verlo cruzar como un bandido
tan guapo y tan azules sus ojos venenosos.

Esta fría mañana tan cerca de diciembre
cuando rozan los árboles de puntillas las nubes
junto a tanta miseria, tan helada ternura,
yo dejo mi impotencia, mi personal naufragio
entre estos blancos pliegues olvidado...
Aunque mi cuerpo caiga doblemente desnudo
en ese traje roto que luego es un poema.
Aunque otro sueño baje su luz por la almohada
y ya no te despierte mi voz en el jardín.




La chica más suave

Perteneces -lo sabes- a esa raza estafada
que el dolor acaricia en los andenes.
Medio mundo de engaño conociste
y el resto fue mentira.
Has llegado hasta aquí
huyendo de mil días
que pasaron de largo.
Has llegado hasta aquí
para mostrar a todos tu inefable pirueta,
ridículo equilibrio,
ese nado a dos aguas,
piedra de escándalo,
ese triste espectáculo que ofreces,
esas gotas de miedo que salpican
tus insufribles lágrimas.
Aparta.


-.-.-


sábado, 14 de septiembre de 2013

Hay una niña adentro (Lucille Clifton)


Hay una niña adentro
Es carnal como un lobo.
Ella no se irá y dejará estos huesos
a una mujer vieja.

Ella es un árbol verde en un bosque de brasas.
Ella es una niña verde en una poeta gastada.

Ha esperado paciente como una monja
por la segunda venida.
Cuando pueda irrumpir entre blancos cabellos
al florecer.

y sus amantes cosecharán
miel y tomillo
y los bosques serán salvajes
con su maldita maravilla.



(Trad. Cristina Gálvez)


-.-.-



Texto original:




THERE IS A GIRL INSIDE


There is a girl inside.
She is randy as a wolf.
She will not walk away and leave these bones
to an old woman.

She is a green tree in a forest of kindling.
She is a greeen girl in a used poet.

She has waited patient as a nun
for the second coming,
when she can break through gray hairs
into blossom

and her lovers will harvest
honey and thyme
and the woods will be wild
with the damn wonder of it.


-.-.-

jueves, 12 de septiembre de 2013

UN SUEÑO DE ZORRAS (Lucille Clifton)



zorra

quién
puede culparla por encogerse
en las puertas por la noche
la única lumbre en la oscuridad
el pincel de su esperanzada cola
la única estrella
sus pequeños dientes expuestos

y cuando no está satisfecha
quién la culpa por no irse,
Maestra de la Caza, por qué no estoy
alimentando, no siendo alimentada

aparición de la zorra

una noche regreso
a una zorra roja
agachada en mi puerta

tengo miedo
aunque ella sabe
aquí no vienen enemigos.

la noche siguiente de nuevo
la siguiente y la siguiente
se sienta en su sombra a salvo

silenciosa mientras mi piel sangra
largas tiras brillantes
de pelaje.

querida zorra

no es mi hábito
acuclillarme en el desierto hambriento
palpando piedras, rogándoles
sanar, no a mí sino a las mañanas secas
y noches amargas.
no es tu hábito
observar, nada de esto
es nuestro, hermana zorra.
di a ti misma que en cualquier momento
nos levantaremos y nos alejaremos
de la vida de alguien.
en cualquier momento.

zorra que se va

tantos no jodidos días y noches
sólo la zorra solitaria
observando mi ventana
ladra su compasión.
me aparto de sus ojos.
del lastimero pincel
de su cola
a un lugar nuevo e indago
por señales. hasta ahora
soy el único animal.
mantendré la puerta sin cerrojo
hasta que algo humano venga.

un año después

y si,
entonces,
entrando a mi cuarto,
peinándose contra las sombras,
frotándolas a desgastarlas,
su suave garra extendida,
me hubiese llamado
y si,
entonces,
me hubiese sentado aullando
y la siguiera
a la alimaña campiña.
qué entonces de la luna, la cama, la poesía
de la culpa

un sueño de zorras

en el sueño de zorras
hay un campo
y una procesión de mujeres
limpias como buenos niños
sin tiniebla en el mundo
rodeado de perros
sin pelambre condenada
en la tierra
sólo una línea amorosa
de mujeres honestas pisando
sin miedo o culpa o vergüenza
salvas por los campos generosos.



















(Trad. Cristina Gálvez) 



-.-.-



Texto original:


A DREAM OF FOXES 

fox

who
can blame her for hunkering
into the doorwells at night,
the only blaze in the dark
the brush of her hopeful tail,
the only starlight
her little bared teeth?

and when she is not satisfied
who can blame her for refusing to leave,
Master Of The Hunt, why am i
not feeding, not being fed?

the coming of fox

one evening i return
to a red fox
haunched by my door.

i am afraid
although she knows
no enemy comes here.

next night again
then next then next
she sits in her safe shadow

silent as my skin bleeds
into long bright flags
of fur.

dear fox

it is not my habit
to squat in the hungry desert
fingering stones, begging them
to heal, not me but the dry morninngs
and bitter nights.
it is not your habit
to watch, none of this
is ourrs, sister fox.
tell yourself that anytime now
we will rise and walk away
from somebody else's life.
any time.

leaving fox

so many fuckless days and nights
only the solitary fox
watching my window light
barks her compassion.
i move away from her eyes.
from the pitying brush
of her tail
to a new place and check
for signs. so far
i am the only animal.
i will keep the door unlocked
until something human comes.

one year later

what if,
then,
entering my room,
brushing against the shadows,
lapping them into rust,
her soft paw extended,
she had called me out?
what if,
then,
i had reared up baying,
and followed her off
into vixen country?
what then of the moon,
the room, the bed, the poetry
of regret?

a dream of foxes

in the dream of foxes
there is a field
and a procession of women
clean as good children
no hollow in the world
surrounded by dogs
no fur clumped bloody
on the ground
only a lovely line
of honest women stepping
without fear or guilt or shame
safe through the generous fields.

















Como una gota fui de la marea

la playa me hizo grano de la arena.


Fui punto en multitud por donde fui

nadie me detectó y así aprendí.


Cuando creí colmada la tarea

volví mi corazón a Casiopea.


Cumplí celosamente nuestro plan:

por un millón de años esperar.


Hoy llevo el doble dando coordenadas

pero nadie contesta mi llamada.


¿Qué puede haber pasado a mi señal?

¿Será que me he quedado sin hogar?.


Hoy sobrevivo apenas a mi suerte

lejano de mi estrella de mi gente.


El trance me ha mostrado otra lección:

el mundo propio siempre es el mejor.


Me voy debilitando lentamente

Quizás ya no sea yo cuando me encuentren.





martes, 20 de agosto de 2013

Homage to my hips / Homenaje a mis caderas




Homage to My Hips


these hips are big hips.
they need space to
move around in.
they don't fit into little
petty places. these hips
are free hips.
they don't like to be held back.
these hips have never been enslaved,
they go where they want to go
they do what they want to do.
these hips are mighty hips.
these hips are magic hips.
i have known them
to put a spell on a man and
spin him like a top



Homenaje a mis caderas


estas caderas son grandes caderas
necesitan espacio para
moverse en derredor.
no caben en pequeños
menudos lugarcitos. estas caderas
son libres caderas.
no les gusta ser detenidas
estas caderas nunca han sido esclavizadas,
van donde quieren ir
hacen lo que quieren hacer.
estas caderas son poderosas caderas
estas caderas son mágicas caderas.
las he conocido
para embrujar a un hombre y
darle vueltas como un tapón




Lucille Clifton

(Trad.: Cristina Gálvez)


.

lunes, 19 de agosto de 2013

Poemas de las últimas semanas

Poemas que he leído/ releído en las últimas semanas, y se me han quedado dando vueltas.




CANCIÓN PARA UNA BRUJA ENAMORADA (José Barroeta)



Yo quise comer amor bajo los manzanos


me dieron uñas y sal.

Yo quise manzanos.

Pedí el corazón de un niño

me arrojaron botellas.
Tuve una higuera llena de huesos
y los niños cantaron a mis noches.

Arrugada pedí amor a los hombres

se reían
y los naipes mostraban la cara
del rey viejo.
Yo soy la bruja enamorada,
antes fui serpiente
después mar,
luego escogí la noche en andanzas.

Poseo los secretos

y volveré a ser niña.



EL MUNDO A TRAVÉS DEL CAFÉ NEÓN (César Antonio Molina)

Este aire de los ventiladores,
como de obsidiana, 
sopla y se desliza sobre el rostro varado de los veladores.

Delante del espejo que humea
todo el tiempo del mundo. 
Hambre
sed
frente al vaso que apenas rebosa
el agua perdida de la memoria
donde creía recordarme, reconocerme
y volver a partir. 

Aquí sobre la altura del mediodía
se siente el culebrear incesante de nubes
entre cada forma estremecida.
Y el alma renuncia a concebirte.
¡Oh recuerdo del instante que pasa más allá del cristal!

¿Qué extraños pasajeros en el autobús de Eleusis
que no arrancó?
¿Quién no la ayudó a subir?

Y ahora en el Café Neón
la puerta es el pasado
que gira,
gira sobre su eje redonda y silenciosa
como la tierra.
Respiro, respiro
ese viento de los ventiladores
que se recita invisible
con voz grave y monótona en alabanza del otoño. 

Te respiro, te reconozco
pleno aún de lugares que fueron míos
y ya no son más que olas tambaleando el vaso, 
casetas de playas inundadas en invierno. 

Universo eres tú:
aire, viento, vaso transparente
todavía rebosado de gaviotas voraces.
Lago sobre el que cae arena dorada de esta costa.
¡Mi costa!

Y, como ahora, al partir el umbroso casco,
Pireo se oscurece,
cruzo el puente a esperarlo en Finisterre
asomado sobre el Neón, sobre el Alcázar,
tan frágiles ambos como el mundo,
mientras el camarero vuelva el vaso y el agua corre a su secreto.




DERIVAS (César Antonio Molina)


Dentro de ti, el jardín, sus palmeras, su bosque,

el cabello pendiente de una encina,
el polvo de nieve que un cuervo sacude sobre mí,
y rescata parte del día que venía lamentando.
Tan ligero, tan libre en vuelo
como un movimiento de tu abanico de Traviata.

Dentro de ti, el jardín, sus palmeras, su playa,

el mal agüero de los pavos reales,
el polvo de vitrales que una alondra sacude sobre mí
y rescata parte del día que venía lamentando.
Tan ligero, tan libre en vuelo
como un beso soplado desde tu boca de Traviata.

Dentro de ti, el jardín, sus palmeras, su fondo marino,

la arqueta de oro donde el espacio se coagula,
el polvo de celuloide que una linterna sacude sobre mí
y rescata parte del día que venía lamentando.
Tan ligero, tan nada en vuelo
como un arañazo de tu uña postiza de Traviata.

Dentro de ti, el jardín, sus palmeras, su cielo estrellado,

la manzana en su rama dorada,
suspensión brillante que una brisa sacude sobre mí
y rescata parte del día que venía lamentando.
Tan ligera, tan grávida en vuelo,
como cuando partí para cultivar otras landas
y entre las alas de tu nombre me perdí.




ENSALMO (Rowena Hill)


Señora leona

que modulas la luna,
hazme redonda,
plasma mi piel:

dentro del aro perfecto

articula los huesos,
los blandos senderos rojos
y los pálidos nervios.

En las juntas

y en los cruces
siembra bulbos
vegetales.

Cuando menguan mis fuerzas

minadas desde dentro,
despojadas
por el llanto ajeno

ellos aguantarán la presión,

encogiéndose en torno a un grano
de maná que convierte
el dolor en visión,

en crecimiento,

en flores compasivas
y victoriosas, estrellas en mi cielo interior.

Señora leona,

que en secreto alumbras al sol,
haz de mí
tu chamán.






A DREAM OF FOXES (Lucille Clifton)



fox


who

can blame her for hunkering
into the doorwells at night,
the only blaze in the dark
the brush of her hopeful tail,
the only starlight
her little bared teeth?

and when she is not satisfied

who can blame her for refusing to leave,
Master Of The Hunt, why am i
not feeding, not being fed?

the coming of fox


one evening i return

to a red fox
haunched by my door.

i am afraid

although she knows
no enemy comes here.

next night again

then next then next
she sits in her safe shadow

silent as my skin bleeds

into long bright flags
of fur.

dear fox


it is not my habit

to squat in the hungry desert
fingering stones, begging them
to heal, not me but the dry morninngs
and bitter nights.
it is not your habit
to watch, none of this
is ourrs, sister fox.
tell yourself that anytime now
we will rise and walk away
from somebody else's life.
any time.

leaving fox


so many fuckless days and nights

only the solitary fox
watching my window light
barks her compassion.
i move away from her eyes.
from the pitying brush
of her tail
to a new place and check
for signs. so far
i am the only animal.
i will keep the door unlocked
until something human comes.

one year later


what if,

then,
entering my room,
brushing against the shadows,
lapping them into rust,
her soft paw extended,
she had called me out?
what if,
then,
i had reared up baying,
and followed her off
into vixen country?
what then of the moon,
the room, the bed, the poetry
of regret?

a dream of foxes


in the dream of foxes

there is a field
and a procession of women
clean as good children
no hollow in the world
surrounded by dogs
no fur clumped bloody
on the ground
only a lovely line
of honest women stepping
without fear or guilt or shame
safe through the generous fields.





ADMONITIONS (Lucille Clifton)



boys

i don't promise you nothing
but this
what you pawn
i will redeem
what you steal
i will conceal
my private silence to
your public guilt
is all i got

girls

first time a white man
opens his fly
like a good thing
we'll just laugh
laugh real loud my
black women

children

when they ask you
why is your mama so funny
say
she is a poet
she don't have no sense


















LEDA (Domingo Rogelio León)


Tukuyú yatyr romota wey-ka penaz chetyr

El lucero de la tarde bajaba entre las hojas
y alumbraba el sexo de la muchacha
(Cuento chayma)

cuando leda hace el amor
           se le enredan luceros en el pubis
           los duendes mordisquean sus pezones
           se desbocan sobre sus turgencias
                             insólitas cabriolas
                             y enloquecen las huestes de los placeres bárbaros

al emerger de su fragua volcánica
                            suelo contemplar como
                                        con sus mohines
                                                  recompone su rostro transfigurado

y alas abiertas el cisnefénix
                             dora en sus recónditos ardores
                                              el fragor de los próximos ritos




GACELA (Domingo Rogelio León)
Zyz enú yao ywyrypo apoto nuna penazar
Wep-ka enú kaykuche ka-azys

Dios se mete en el ojo de la gacela enlunecida
para cegar el ojo del tigre al mediodía
(Dicho del chayma, a quien protege dios)

gacela enlunecida en las puertas del alba
         tráeme heliotropos azules de los campos celestes
         recógeme en tus ojos
                            el fuego que besa al sol a mediodía
enarca la parábola astral
               en la comba de tus ancas
y convoca al silencio
               hasta tu vientre
               para el rugido
que insalvaje al deseo
de esta noche sin mengua



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miércoles, 17 de julio de 2013

Poemas 2007 - 2011 (III)



Hora de pájaros

me encontraron otra vez los pájaros
con los ojos abiertos
esos alegres enajenados
chirriando después de la ventana
no sé qué celebran a esta hora
estarán encontrando gusanos
que llevan moribundos en el pico
-progenie de pequeños criminales-

se va preparando el día
dorándose como una torta
ojalá estuviese siempre así de crudo
de real, despeinado y con lagañas
sin haberse inaugurado las palabras
las cortesías las moscas
los medios de transporte

ojalá fuese siempre hora de pájaros
esos absurdos que no van al trabajo
esos seres limítrofes del día
displicentes con los trasnochados



Lugar de los pájaros

me llama el corazón del pájaro
las historias del viento son delgadas como un cabello
tan largo que traspasa el cielo
ahí donde no puede ya ser más azul

me conformo con ser cuervo
si la pureza es negra en su túnica mojada
en el mínimo universo de su ojo

puede acaso una mujer convertirse en pájaros
deshacerse en bandada sonora

qué pasa si sus ropas eran sueltas como el fuego
será entonces colibríes la mujer
será puro grito

vendrá la lluvia levantando ventanas muy alto
regando la sequía de la lengua
que entonces hablará de árboles

voy al lugar donde laten
donde fulgen y ensombrecen
donde mana el habla de los pájaros






















Superficie de las aguas
  
Babosa como alga, finísima película que hace flotar las cosas. Secreción de las flores. Allá abajo el vientre de animales curiosos, espejismos que resbalan entre lodo, luz y sombra.
Opacidad que inunda, qué hay sino opacidad. Quizá me lave junto a otros guijarros (frotándonos todos, canción de criaturas lisas y oscuras) y quedemos frescos, retozando cerca de tu entrada. Quizá quede hundida en la transparencia. O suave, sostenida sobre tu velo.
Y allá abajo un vientre donde cerrar la boca para siempre y mirar, mirar, como los ahogados pálidos que vienen a la orilla algunos días: enloquecer como esas cabezas nacaradas que sólo sirven para llevarte en los ojos. 



Las primeras criaturas


las primeras criaturas vinieron del agua con ojos grandes
aún verdeazules
palmípedas y blandas
con lenguas rosadas de recién nacidos

temibles
balbucearon sus primeros rugidos
todavía húmedos

dejaron la orilla
                                   les creció pelo
                                   extremidades
                                   odio

se hubiesen quedado acurrucados
sus cuerpos esféricos
guardando la inocencia del mundo



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Poemas 2007 - 2011 (II)




Peces
  
los peces voraces deben dejar la selva
huir de la violenta amazonía
dejar sus gritos ahogados en ríos de sangre
su  tierra de cantos de avispas

ya se marchan en fila india
mostrando los dientes afilados
las comisuras bajas
los ojos, y el destierro
atravesado como el espinazo

no hay vuelta y lo saben 
acaso dejarán sueños devoradores
una capa de resentimiento flotando en las aguas
un tambor que algún día recuerde sus nombres
cuando la maleza ya haya cedido
y la vegetación abra sus ramas como prostituta
cuando la tierra excavada se avergüence
cuando las tarántulas sufran de pánico en las noches
cuando los infiltrados revelen los secretos
cuando una flauta escupa el ave maría 
puede que se esconda entonces, todavía
el murmullo de los peces en el fondo 
una última voz de guerra





Memoria de los peces

estos peces besaban el agua, ignorando sus nostalgias
olvidaban
se vaciaban una y otra vez
hacia lo blanco

por primera vez resonaban las burbujas
por primera vez los dedos golpeteando la pecera

peces con rostro de mujer y pose de retrato
morían gravitando, sin poder recordar
la boda el cumpleaños o el último sueño

peces con colas de alta costura
peces golosina
seniles y fugaces
no pudieron llevarse ni un arrepentimiento
ni una sola primavera 
hacia el último olvido
 



Descanso de los peces

entre dormidos y despiertos
reposan geométricos escalares, dorados de brillantes redondeces
se hunden hasta el hondo cementerio de las piedras
danzan una colectiva soledad

sueñan el cielo, la tierra por caminar
sueñan el sol imposible y lo desean

cofres lujosos
orgánicas preguntas escapan de sus bocas
y no las alcanzamos

cada pez es un mundo, un universo leve
de ojos abiertos incluso cuando duerme
que apenas nos percibe
de tan lejos 




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